Eume y Betanzos, marcadas por los ríos y la historia
Mar bravo y playas familiares. Ríos caudalosos que discurren por cañones impenetrables. Cascos históricos milenarios y recursos naturales moldeados por los siglos. Un patrimonio industrial destacado que se ha transformado para el nuevo milenio. Y una gastronomía conocida en medio mundo. Las antiguas “Mariñas dos Condes”, hoy encuadradas en las comarcas del Eume y Betanzos, son un resumen perfecto del potencial turístico de la provincia de A Coruña. Sus atractivos, la facilidad para llegar desde cualquier punto de España y su infraestructura las hacen especialmente atractivas para la celebración de eventos de pequeño tamaño y la organización de viajes de incentivo y actividades de team building.
Eume
El Eume es un río relativamente corto y bravo, que nace en el límite de los montes lucenses de O Xistral y alcanza su esplendor en la comarca a la que da nombre, y que forman los municipios de A Capela, As Pontes de García Rodríguez, Cabanas, Pontedeume y Monfero. El río es un clásico para los amantes del turismo de aventura en Galicia, y en los últimos tiempos han proliferado las empresas que organizan actividades de este tipo. Es el caso de A Barca de Ramón, Eumenatura y Fragas do Eume Kayak (Monfero), el Club Náutico Firrete/Firrete Aventura (Pontedeume), o el propio Parque Natural Fragas do Eume.
Pontedeume y As Pontes son las poblaciones más importantes de la comarca y los portales hacia el parque natural. A Pontedeume se llega fácilmente a través de la autopista AP-9 y su patrimonio histórico es imponente, derivado de su importancia en la Edad Media, dominada aquí por la casa de Andrade. El casco histórico, con callejuelas y placitas repletas de edificios históricos, preserva el torreón medieval de la antigua casa de estos nobles, que también poseían el imponente castillo que domina, desde la parroquia de Nogueirosa, todo el estuario del Eume. Un largo puente separa la localidad de Cabanas, destino playero por excelencia, y es uno de los pocos puntos que atraviesan caudaloso río.
Por su parte, As Pontes tiene también origen noble, como muestra su propio nombre oficial, en el que figura el caballero García Rodríguez, que vivió en el siglo XIV. Su casco urbano conserva algunos edificios que muestran su poderío como cabeza comarcal en los siglos XVIII y XIX, aunque su momento de mayor auge se vivió en el XX, en el que fue uno de los faros industriales de Galicia con la instalación de una central térmica cuya imponente chimenea de 356 metros de altura domina todavía el paisaje. La factoría se alimentaba del carbón extraído en una mina al aire libre hoy transformada en extenso lago artificial en el que se llevan a cabo numerosas actividades náuticas. En lo gastronómico, en As Pontes se elaboran unas mantecadas con fama en toda la comarca.
Eume arriba, las Fragas do Eume comparten patrimonio natural (un denso bosque de robles, castaños y abedules por el que fluye el agua encañonada) e histórico. El pequeño y romántico monasterio de San Xoán de Caaveiro (A Capela) compite en atractivo con el de Monfero, de mayores dimensiones y una curiosa portada ajedrezada. Ambos son los puntos de referencia para numerosas rutas de senderismo que pueden formar parte del programa complementario de un congreso. La comarca, muy turística, dispone de numerosas opciones de alojamiento, como los hoteles Fraga do Eume (A Capela, también con espacios para la celebración de reuniones) o la Casa do Castelo de Andrade (Pontedeume), y de restaurantes muy vinculados al producto de la tierra, como Os Cen Pasos y Los Molinos (Pontedeume), Taberna de Caaveiro (A Capela) o la Cantina do Eume – O Francés (Monfero). La oferta ecológica sobresale también en A Artesa da Moza Crecha (Betanzos), una empresa que ofrece, más allá de su moderno restaurante, servicios de cáterin y formaciones gastronómicas para grupos. La exuberancia natural marca la gastronomía de la comarca, en la que destacan productos singulares como la costrada de Pontedeume (una curiosa empanada en capas), la prolla (bizcocho con canela), el manguito eumés (un bizcocho almendrado), la tarta de Pontedeume (tarta de almendra y yema), el simpar requesón de A Capela y la miel.
Betanzos
Con todo, la localidad más importante de estas antiguas “Mariñas dos Condes” es Betanzos, considerada la “capital gótica” de Galicia. La villa se encuentra enclavada en la confluencia de los ríos Mandeo y Mendo, que desembocan aquí en unas marismas de gran importancia natural. El casco histórico de Betanzos quedó marcado en el siglo XIV con la edificación de iglesias como las de San Francisco, Santiago y Santa María do Azougue, los mejores ejemplos del arte gótico en Galicia. De siglos posteriores son la Torre Municipal, el palacio de Lanzós o lo que queda de murallas de una ciudad que resurgió en los siglos XIX y XX, que han dejado en su trama urbana bonitos ejemplos modernistas. Del siglo pasado procede el legado singular de los hermanos García Naveira, benefactores betanceiros que edificaron numerosos edificios públicos y fueron promotores de una de las mayores singularidades arquitectónicas de Galicia: O Pasatempo, un parque educativo en el que se podían visitar, sin salir de sus lindes, las maravillas del mundo (las pirámides de Egipto, la muralla china, el Canal de Panamá, Versalles, el Vaticano y hasta las cuevas del inframundo) y conocer animales exóticos construidos en piedra y cemento.
Tierra de vinos, que están recuperando el prestigio en los últimos tiempos, Betanzos es conocida por su tortilla de patata, con huevo poco cuajado, que pasa por ser una de las mejores del mundo. La gastronomía local se puede conocer en el animado centro de la localidad, en numerosos bares de tapas y restaurantes como el Mesón O Pote, San Andrés o Casanova (Betanzos).
Miño es otra de las localidades más populares de la zona para los turistas. Su larga playa es una de las pioneras para el sector en Galicia. En su casco urbano, desde el que se pueden vistar las marismas que forman los ríos Mandeo y Lambre, se encuentra el hotel La Terraza, uno de los más destacados de la zona.
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